Estructura Economica:
La economía japonesa se ha debatido, desde el principio, entre el impulso de la iniciativa pública y la privada. El peso de las inversiones ha cambiado de signo según la coyuntura económica, o si determinados sectores se consideran o no estratégicos.
Los japoneses no han tenido la obsesión liberal de que el gobierno no interviniese en la economía.
El sector empresarial japonés está muy bien estructurado aunque con una cierta polaridad entre las grandes y las pequeñas empresas.
El 40% de los trabajadores están empleados por empresas con menos de 10 trabajadores, mientras que sólo un 25% del proletariado está empleado en compañías de más de 100 trabajadores.
Las pequeñas empresas son subsidiarias de las grandes compañías, ya que se dedican a la fabricación de componentes para los productos de estas. No obstante, algunas pequeñas firmas, que se dedican principalmente al textil, son independientes.
Existen multitud de constructoras de maquinaria y de servicios industriales.
Normalmente, las pequeñas empresas que facilitan componentes para las grandes compañías están asociadas, con el fin de poner unas normas estándar en la fabricación de los mismos, y así no depender en exclusiva del contrato con una gran empresa.
Esto les da cierta independencia, aunque la norma es la fidelidad entre compañías.
No obstante, la producción mayoritaria para el mercado está dominada por las grandes empresas. Sólo en el textil se observa una mayor fragmentación. Sin embargo, la tendencia es a la concentración y a la absorción de las pequeñas empresas por las grandes.
En el comercio la dispersión es mayor y aunque dominan las grandes firmas subsisten las pequeñas y medianas, sobre todo si son especializadas.
El consumo interno es la base de la economía japonesa.
La concentración es mayor en el sector financiero.
Los zaibatsu son las grandes empresas financieras, y los grandes bancos que en ocasiones pueden llegar a mover presupuestos mayores a los de muchos países desarrollados.
Son zaibatsu importantes: Mitsui, Mitsubishi, Itochu, Maribeni y Sumitomo, todas ellas manejan un capital de más de 150.000 millones de euros.
Al final crearán grandes bancos y compañías de seguros.
El origen de los zaibatsu es muy diverso y puede remontarse a la Edad Media.
Fueron fundamentales en el triunfo de la era meijí y la modernización de Japón, pero también en el desarrollo y financiación de la guerra.
Tras la segunda guerra mundial fueron disueltos por los estadounidenses en función de las leyes antimonopolio, pero no tardaron en reconstruirse, con gran potencia, bajo la nueva legislación, y a pesar de las leyes antitrust.
Los nuevos zaibatsu son modernas empresas financieras y plenamente capitalistas, aunque con un carácter menos familiar, que no les falta.
Estos zaibatsu tienen una política expansiva agresiva y no sólo sobre las empresas que controlan un determinado producto, sino que se han diversificado en varias ramas.
La ley se elude gracias a la pasividad, o complacencia, de las autoridades y la creación de un complejo sistema de asociaciones y empresas subsidiarias, y por medio de operaciones de «ingeniería financiera».
La guerra de Corea suavizó el control estadounidense y algunos de ellos se recuperaron.
El papel del Estado siempre fue intenso.
La Administración meijí favoreció activamente la creación de empresas e infraestructuras, a través de una política de obras públicas.
El Estado actúa siempre que faltan capitales en algún sector.
Aunque proclaman la libertad de empresa, la economía está intervenida, y hasta planificada, por medio de una serie de indicaciones más o menos flexibles que las compañías se comprometen a conseguir.
Esta planificación es responsabilidad de un organismo central dependiente del gobierno.
Se elaboraron planes en 1948-52, 1956-60 ó 1961-70.
Además, también hay planes que afectan a determinadas regiones, y están encaminados a evitar la congestión de la concentración industrial y urbana.
El crecimiento de la economía japonesa ha sido espectacular.
Ha llegado a superar el 10% anual durante los años 60 y 70. Este aumento se debe, ante todo, al incremento del consumo interno, que absorbe hasta el 89% de la producción nacional.
La exportación, a pesar de la sensación que produce en los países desarrollados la invasión de productos japoneses baratos y de calidad suficiente, no supone para ellos más que un 11% del consumo.
Este extraordinario aumento del gasto interno es posible gracias a las altas tasas de ahorro.
Pero, además, es preciso establecer una política antiinflacionista por medio de un mercado protegido.
La inflación no supera el 0,5 anual.
Política Monetaria:
Por lo que respecta a la política monetaria, el ajuste de los tipos de descuento oficial sigue siendo el instrumento preferido por el Banco de Japón para estabilizar los precios y potenciar el crecimiento económico, y el Ministerio de Hacienda ejerce su influencia mediante su regulación, además de a través del presupuesto y de la política fiscal.
Para reducir los excedentes corrientes del país y volver a centrar su crecimiento sobre la demanda interna, el Banco de Japón disminuyo progresivamente el tipo de descuento oficial del 5% a finales de 1985 al 2.5% en 1987, nivel que se mantuvo hasta mayo de 1989. La combinación de un abundante ahorro japonés y de tipos de interés muy bajos permitió, que la industria japonesa racionalizase sus operaciones, modernizase sus instalaciones de producción e invirtiese en el extranjero. Pero al mismo tiempo, este dinero barato incitó a las sociedades inmobiliarias a invertir en grandes proyectos. Además, los tipos de interés bajos atrajeron los capitales hacia la bolsa donde podía esperarse una mejor remuneración de las colocaciones, iniciando así una especulación que alcanzaría niveles espectaculares.
Para contrarrestar este fenómeno, el Banco de Japón volvió a aplicar una política monetaria restrictiva a partir de 1989. Subió el tipo de descuento oficial desde el 3.25% hasta el 6.0% entre mayo de 1989 y agosto de 1990. La oleada especulativa se esfumó, poniendo punto final a la llamada “economía de burbuja”.
No obstante, la economía se enfrió excesivamente, hasta el grado en que Japón tuvo grandes dificultades para reactivarla. Desde septiembre de 1995 hasta marzo de 2001 el tipo oficial de redescuento se situó en 0.5%, actualmente se encuentra en niveles históricamente bajos, 0.25%. En el mercado monetario el Banco de Japón llegó a ofrecer un tipo del 0.02% para las operaciones a un día sin colateral, en lo que se conocería como la política de tipos cero. Dicha política finalizó a mediados del año 2000, pero pronto volvió a aplicarse al empeoramiento de la coyuntura.
Política Fiscal:
Japón ha venido aplicando una política fiscal muy activa para contrarrestar la coyuntura adversa. Entre 1992 y 2000 ha alcanzado 10 paquetes de medidas fiscales para la reactivación económica cuyo monto total alcanza los 130 billones de yenes, equivalente al 20% del PIB nominal.
El último paquete (2000) incluye proyectos en las áreas prioritarias dentro de las reformas estructurales: IT, protección ambiental, envejecimiento de la población, infraestructuras urbanas y medidas de apoyo a las pequeñas y medianas empresas. Su cuantía es de unos 10 billones de yenes.
Concretamente se estima que 1.5 billones de yenes se destinarán a obras públicas. Ello ha levantado viejos temores de gasto imprudente dada la situación de las cuentas del Estado. El endeudamiento japonés se ha disparado en la última década, el FMI estima que la deuda pública bruta llegó al 136% del PIB en el año fiscal 2000. Es un problema al que el gobierno japonés tendrá que enfrentarse en un futuro inmediato si quiere consolidar su recuperación.
Política Industrial:
La cooperación entre gobierno e industria, una ética muy desarrollada en el trabajo, la maestría en alta tecnología, y una asignación para defensa comparativamente pequeña (aproximadamente el 1% del PIB) hay ayudado a Japón a avanzar con extraordinaria rapidez al rango de segunda economía más poderosa del mundo. Una característica notable de la economía es el trabajo conjunto de fabricantes, proveedores, y distribuidores en grupos fuertemente unidos llamados keiretsu. Una segunda característica básica ha sido la garantía de empleo indefinido para una parte sustancial de la fuerza de trabajo urbana; esta garantía se está erosionando lentamente. La industria, el sector más importante de la economía, depende fuertemente de las importaciones de materias primas y combustibles. El muchísimo menor sector agrario está fuertemente subvencionado y protegido, con un rendimiento de cosechas de los mayores del mundo. Normalmente autosuficiente en arroz, Japón debe importar alrededor del 50% de sus necesidades de otros cereales y piensos. Japón mantiene una de las flotas pesqueras más grandes del mundo y recoge cerca el 15% de las capturas mundiales. Durante tres décadas el conjunto del crecimiento económico real ha sido espectacular: una media del 10% en los 60, una media del 5% en los 70,y una media del 4% en los 80. El crecimiento se desaceleró considerablemente en el periodo 1992-95 en gran parte por las consecuencias de la sobre inversión durante finales de los 80 y las políticas contrazcionistas nacionales que tuvieron como intención exprimir los excesos especulativos de los mercados bursátiles e inmobiliarios. El crecimiento se recobró en 1996, debido a la simultánea política fiscal y monetaria así como baja tasa de inflación y desordenes sociales. Como resultado de las políticas fiscales expansionistas y la bajada de los ingresos por impuestos debidos a la recesión, Japón tiene actualmente uno de los mayores déficit del % del PIB de los países industrializados. El saturamiento del terreno habitable y el envejecimiento de la población son otros dos grandes problemas a largo plazo.
Política Cambiaria:
Los tipos de cambio se han ido recuperando de sus fuertes caídas, debido al brusco viraje registrado en las balanzas por cuenta corriente consecuencia, a su vez, de la gravedad de las contracciones en la producción interna. Las tasas de interés han disminuido también recientemente hasta situarse en niveles próximos o inferiores a las de antes de la crisis. En cualquier caso, ha permanecido el malestar de los sectores financieros y empresariales (y la consiguiente contracción del crédito), lo que ha obstaculizado la recuperación. Ya a mediados de 1998, una parte considerable del sector financiero y empresarial de los países más afectados era insolvente o estaba atravesando enormes dificultades financieras. La fuerte respuesta de las exportaciones a la devaluación cambiaria, que había respaldado la rápida recuperación después de la crisis mexicana de 1994-95, se vio obstaculizada por la contracción de la economía en toda la región, incluido el Japón, así como por las dificultades crediticias de las empresas.
Política de Comercio Exterior:
Japón es el tercer mayor socio comercial del mundo tanto en términos de exportaciones como de importaciones, muy próximo al tamaño de la UE y de los Estados Unidos. Sin embargo, en 1999, las exportaciones y las importaciones apenas si representaban, respectivamente, el 9,5% y el 5,1% del PIB, estas cifras corresponden a una apertura muy escasa hacia el exterior.
En el 2000, las exportaciones aumentaron a (+7,6%), el superávit se redujo en un 10,3% para situarse en los 12,5 billones de yenes, confirmando así la tendencia a la baja que se observa en los últimos años.
El principal socio comercial de Japón es Estados Unidos, cuyas exportaciones al país nipón representan el 19% del total. Los países asiáticos siguen representando una parte muy importante de las exportaciones a Japón, un 54,74% a pesar de haber decrecido sustancialmente durante el período 97-99; entre ellos, China ocupa el primer lugar ya que sus exportaciones representan el 14,5% del total, seguida de Corea del Sur (5,38%), Taiwán (4,7%) y Tailandia (2,8%). En cuanto a la UE, sus exportaciones representan el 12,3% de las importaciones japonesas, cuota de mercado que no ha sufrido grandes variaciones en los últimos años. Prácticamente todos los países comunitarios mantienen con Japón un saldo comercial negativo, con las únicas excepciones de Suecia, Irlanda y Dinamarca.
El primer país europeo exportador a Japón sigue siendo Alemania, cuyas exportaciones representan un 3,34% del total. A continuación se sitúan Francia y el Reino Unido, con un 1,7% aproximadamente, y después Italia, con un 1,4%. España se mantiene en el décimo lugar, con una cuota global del 0,35%.
Las principales exportaciones por tipo de producto son maquinaria, maquinaria eléctrica y electrónica y equipos de transporte, fundamentalmente automóviles.
En importación, destacan los productos energéticos y materias primas. Solamente el petróleo y derivados supusieron un 16 % en el 99. No obstante, la importación de productos manufacturados ha aumentado en los últimos años, sobrepasando el 50%. Este hecho indica que hay cada vez una mayor presencia de manufacturas extranjeras en el mercado japonés, aunque muchas de ellas procedan, en realidad, de filiales de empresas nacionales en el exterior.
Relaciones con Organismos Internacionales.
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IMF (Fondo Monetario Internacional)
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IBRD (Banco Mundial), y su Grupo: IDA (Agencia de Desarrollo Internacional), IFC (Corporación
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Financiera Internacional) y MIGA (Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones)
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UNCTAD (Conferencia de las NU para el Comercio y el Desarrollo)
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GATT-WTO (Organización Mundial de Comercio)
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IFC (Corporación Financiera Internacional)
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UNIDO (Organización Desarrollo Industrial de NU)
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IFAD (Fondo Internacional para Desarrollo Agrícola)
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WHO (Organización Mundial de la Salud)
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Comisión Económica y Social de la NU para Asia y el Pacífico
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APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico)
Entre otros….